viernes, 28 de febrero de 2025

El futbolín, algo de toda la vida.


- Este es un tema que me encanta. El futbolín es algo de toda la vida, un juego de calle que se estuvo perdiendo en los últimos años y que se ha recuperado, al menos en mi barrio y en otros lugares que conozco.
Además, esto es algo que pueden jugar niños, adolescentes, padres y abuelos. Para el futbolín no hay edad ni época. Este es un medio de entretenimiento con el que se socializa, se divierte y se juega en equipo... o hasta solo.

A día de hoy, hay quien me invita a participar en una partida. Es una costumbre que no me gusta perder, y es de agradecer encontrar siempre gente dispuesta ha "echar unas bolas" para amenizar la mañana, la tarde o la noche. 

Este juego se remonta a muchos años atrás. Como bien sabemos, es un invento español, y debió nacer en el siglo XVIII, ahí es nada. Pero hubo otro tipo de futbolín (más auténtico) que fue un invento del gallego Alejandro Finisterre.
Dicen que tras resultar herido durante uno de los bombardeos de Madrid durante la guerra civil española, vio en el hospital que muchos niños no podían jugar al fútbol, como le pasó a él. Basado en otros juegos de mesa, al maltrecho ferrolano se le ocurrió crear el futbolín. Un amigo, carpintero de oficio, le ayudó en la creación de un "juguete" que haría historia.

Y así han ido pasando muchos años. Parece que, como muchas modas, la afición por el futbolín aparece y desaparece, pero siempre vuelve. Ya en los años ochenta, con la irrupción de las recreativas, el futbolín seguía estando presente en las primeras salas de juego de cada barrio. 

No me voy a poner a definir como se juega a esta mesa de muñequitos que patean pelotas sin cesar. Creo que todos hemos jugado alguna vez al futbolín... bueno, y o no creo que lo haya dejado nunca, pues es una de mis grandes aficiones. 

Se celebran hasta campeonatos profesionales. Hay quien maneja muy bien estos muñequitos, de esos que son capaces de acabar una partida sin la ayuda de nadie. Pero esto es algo para divertirse: en familia, entre amigos, con la pareja o con quien sea.
Hacer torneos amistosos o jugarse algún cubata, hace que este juego (casi deportivo) se aún más motivador. Aunque sea un simple divertimento, hay algunos\as que se lo toman siempre en serio. También gusta así.

Hablemos de tipos de futbolines. Se dice que se perdió la imagen del futbolín que inventó el bueno de Finisterre. Éste se exilió a Francia y no hay forma de saber como fue aquella primera máquina. Es más, el gallego volvió a España y ya había perdido la patente.



- Los hemos visto de todos los tipos y todas las formas. Incluso he llegado a ver un futbolín-armario muy molón. Pensaréis que soy un hortera, pero quien me diera tener ese mueble en mi casa.
De madera, de plástico duro, de hierro, de acero... Los hay de muchos materiales y con muñecos de piernas juntas o separadas. También les podemos pintar los colores, y yo los pondría de celeste y pantalón blanco, como celtista que soy.

El número de bolas siempre debe ser impar para determinar un ganador. AH!, y que nadie quede a cero, que pasa por debajo del futbolín. Esta norma callejera es muy típica por el norte de España. Supongo que en otros sitios también. 

Espero que jugar al futbolín nunca se pierda, y así creo que será por mucho que nos queramos modernizar. Yo seguiré echando mis partidas con colegas, y como me gustaría poder decir que lo haría en mi propia casa, pues todo esto siempre debe quedar ahí, en mi casa.

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